domingo, 23 de junio de 2013

El pequeño Juan nació una noche de San Juan.
Bajo la higuera lloró, luego de que su madre se ahorcó.
Nadie sabe por que su madre lo decidió,
Sólo sabían que su padre de un barranco cayó.

De rojo el bebe vestía,
Y brillantes sus mejillas más rojas lucían.
Una vieja de casa cercana oía llorar
A la cría que no paraba de gritar.

Las vacas y caballos mucha atención ponían
A ese esperpento que nervioso los ponían.
Arañas, gusanos y baratas,
Parecieron subir entre sus patas.

Nadie creía lo mala madre que el bebe tenía,
Lo había dejado tal cual había nacido
Sin ropa y con sangre esparcida
Por el rostro que rojo tenía.

Cuando las doce y quince el reloj mostraba,
Su padre ya la roja capa se montaba.
El que hace un tiempo al barranco había caído
No sólo la vida se le había ido.

Entre azufre apareció sin mirar quien los veía
Apareció triunfante como siempre,
Ya no como la serpiente, más bien,
Cuernos, bigote y cola, adornaban el rojo que vestía.

Al bebe tomó por la cabeza sin pensar si se caía,
Tirando de sus patas por si algo salía.
Esperando al menos un poco de mierda
No fue nada haciendo una escena más cerda.

De su lengua algo sacó
Como humo hubiera dicho la vieja
Que cerca en su casa se acostó,
Y nunca vio como el bebe se durmió.

Durmió como dije el bebe
Sin que nadie se percatara,
De cómo su llanto cesó

De ese sueño del cual nunca despertó.

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